Los lazos familiares
que engendraron a Eros
con textura de arcilla,
barro e incienso,
quedaron hilados
por artesanales alfileres
de plata y lino.
Bajo el manto acaparador
de cemento caído,
obtusamente abnegada
hasta el abismo,
la razón propia, sin recursos
escapaba a marchas forzadas
-hacia paraísos terrenales-
de regiones transitadas
por malévolos duendes.
Sylvia Trinxet
Barcelona, 30 Diciembre 2000, Philía
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