martes, 13 de septiembre de 2011

UN POEMA DE VICENTE ALEIXANDRE QUE DEDICO A LAS ARTES ESCÉNICAS. + FOTO DE FINALES DEL VERANO 2011

Un poema de Vicente Aleixandre: QUIEN BAILA SE CONSUMA, del poemario "Diálogos del conocimiento", 1974

de Sylvia Trinxet, el jueves, 02 de septiembre de 2010, 4:14



Un diálogo metafísico entre el bailarín y el director de escena

EL BAILARÍN

ES demasiado ligero. No sé, difícil es optar
qué está más escondido, si el puñal o la rosa.
Algo embriaga el aire. ¿Plata sólo? O aromas
de los pétalos que machacados por unos pies desnudos
llegan a mis sentidos, los descubren e incitan.
Rompen más poderosamente los enigmas
y al fin se ven los montes, como cuerpos tumbados,
allí en el horizonte, mientras sigue el misterio.

EL DIRECTOR DE ESCENA

Si quieres decir que la bambalina oscila,
no cuidas las palabras. Tu pie en el aire imita
la irrupción de la aurora, pero cuán pobremente.
¿La orquesta? Mientras ensaya la madera a dormirse,
el son a su mudez y el farol a crujir cada vez más rosado,
yo duermo o leo, y me despierto y callo.
La ciencia es un dominio donde el hombre se pierde.
Un bosque que levanto con mis órdenes puede
a los espectadores darles verdor, no vida.
Por eso me sonrío cuando el telón se alza
y el bailarín ondea como un árbol y aduzco
su pie, su pie en sigilo como una duda intensa.

EL BAILARÍN

Yo soy quien soy, pero quien soy es sólo
una proposición concreta en sus colores.
Nunca un concepto. Bailo, vacilo, a veces puedo
afirmarme hecho un arco, con mi cuerpo, y los aires
bajo él cruzan como deseos. No los siento. La piedra
del puente nunca siente
a las aguas veloces, como a las quietas: sueño,
y el soñar no hace ruido.
Mi cuerpo es la ballesta en que la piedra yérguese;
y el arco, y soy la flecha: un pensamiento huyendo.

EL DIRECTOR DE ESCENA

Solo estoy y no confío en lo que hice, ni hago
mención de lo que puse o propuse: una idea.
La escena es una idea, y el pensamiento abrasa.
Con colores o turnos de ira o fe erguí tu nombre.
En lienzo el bermellón, el amarillo híspido, la rosa, el pie desnudo
y todo el cuerpo erguido del bailarín creciente,
pura mentira o veste, mas la verdad ahí arde.
Bajo la malla un grito corporal es el ritmo
y con mi mano tomo la forma y ahí se quema
para todos. Y todos, consumados, aplauden.

EL BAILARÍN

Suena la música y ondea como un mar salobre
donde mi cuerpo indaga temeroso y brillante.
Soy la espuma primera que entre las ondas álzase
y en la cresta aquí irísase, revelándoos un mundo.
Su nombre, o son sus hechos, en los labios ardidos.
Mientras cantan las cuerdas y los óboes se quejan
como oscuros principios frustados, y hay la flauta
como una lengua fina por una piel huyendo.

EL DIRECTOR DE ESCENA

No es el son, son mis manos. ¡Basta! Todo el mundo ahí erguido.
Concebir nunca es fácil. Coro o tristeza inmunda
que cual rosas marchitas desfila sordamente.
¿Aún bailan o aún engañan? Una onda a aromas pútridos
que divaga y oscila mientras callan las liras.
Rostros para esa ardiente juventud que es un hombre.
La perdición completa yo la vi y la presento.
Los negros gemebundos, los amarillos glaucos, los finales más grises,
como cuerpos dormidos.
Un montón de lujuria, pero extinto, en la sombra.
O es un vals lastimero que en polvo lento absuélvese.

EL BAILARÍN

Es el fin. Yo he dormido mientras bailaba, o sueño.
Soy leve como un ángel que unos labios pronuncian.
Con la rosa en la mano adelanto mi vida
y lo que ofrezco es oro o es un puñal, o un muerto.


Desde POÉTIKA DEL CONSUMO Y LA NO-VIOLENCIA hice esta lectura en algunos KO (Kabaret Obert) de La PAPA 

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